Como el más mínimo indicio de la punta blanca de un iceberg, el amor no es más que un síntoma de algo más grande por venir. A veces la realidad puede interponerse en el camino de un romance sólido, con los pies en la tierra, del mundo real. Por eso, en el sueño diurno de esta chica, ella es quien quiera ser, besando a quien se le antoje. ¡Y todo es siempre una navegación suave y chic cuando se desliza por su cita de ensueño!