Las muñecas se perciben como inofensivas y pueden ser preciosas y/o adorables, pero todavía hay algo aterrador en ellas. Probablemente sea porque muchas de ellas encajan perfectamente en el territorio del Valle Inquietante. La mirada vacía y la fijeza inmutable nos recuerdan demasiado visceralmente a los cadáveres, quizás. Esto se acentúa aún más cuando la muñeca está dañada de alguna manera, como la falta de extremidades u ojos, o cuando tiene agujeros en la cabeza.